viernes, 21 de noviembre de 2014

Avancemos sobre los escombros



El oficialismo no tiene ideas para salir de la crisis. En realidad nunca tuvieron ideas para gobernar a este país, si por "gobernar" entendemos la búsqueda del bien común, y por eso precisamente fue que nuestro país cayó en la crisis atroz en que actualmente se encuentra, con escasez de medicinas, alimentos y paciencia, con abundancia de violencia, corrupción e impunidad, pese a que el régimen dispuso en los últimos 15 años de la más alta cantidad de dinero, popularidad y control institucional que gobierno alguno haya disfrutado en los últimos 200 años.
Tuvieron la habilidad para conectar esas consignas con profundos pozos de resentimiento social que encontraron en el alma nacional. Tuvieron la falta de escrúpulos necesaria para utilizar ese resentimiento como sustituto de su inexistente plan político, para así llegar al poder por la vía electoral cabalgando sobre el rojo caballo del odio. Y llegaron al poder de esa manera, con esa orfandad doctrinaria, recitando necedades como las de "El Oráculo del Guerrero" y reverenciando las obviedades fascistoides de Norberto Ceresole. Así fue como cayeron en manos de los Castro, cuyo único "proyecto" es la sobrevivencia de su casi sexagenaria tiranía. En vez de una propuesta para construir la Venezuela del Siglo XXI el oficialismo sólo atinó a encarnar en nuestro tiempo la pulsión militarista del Siglo XIX, de manejar a Venezuela como un botín de guerra, como una hacienda particular, como un potrero, salpicada con nostalgias ajenas que tomaron prestadas de la iconografía castro-guevarista que causó lamentable furor en la sexta década del Siglo XX. Pero, en materia de ideas, poco más.
En cambio, el pueblo demócrata si ha ideado, diseñado y presentado al país varios conjuntos de ideas articuladas, útiles para definir cómo será un país regido por los principios y valores que congregan a quienes luchamos por un cambio. En los Programas de Gobierno presentados por Henrique Salas en 1998, por Manuel Rosales en 2006, por Henrique Capriles en 2012 y 2013, así como en numerosos documentos y declaraciones emitidos por la Mesa de la Unidad Democrática, es posible constatar no sólo la existencia de un proyecto de país alternativo al actual Desastre Rojo, sino además es posible advertir como ese proyecto ha ido madurando, creciendo, enhebrándose, tejiéndose y retejiéndose, para expresar cada vez con mayor nitidez y eficacia los anhelos de esta Venezuela que conoció la democracia política en los 40 años de la República Civil y que ahora se apresta a construir una nueva experiencia democrática, en la que los mecanismos de la política, los resortes de la economía y las instituciones de lo social estén siempre llenas de pueblo, de gente, de ciudadanía en permanente ejercicio de soberanía, pues esa y no otra es la única garantía eficiente contra los desvaríos de la demagogia y el autoritarismo.
Para que Venezuela nos pertenezca debemos tener en cuenta: Cada quién será dueño de lo suyo, de lo que haya logrado y construido con su trabajo honesto, con su dedicación y esfuerzo, con su compromiso y dedicación.  Nadie podrá discriminar a nadie, por no tener dinero o por tenerlo, por el color de su piel o por el nombre de su dios, por ser oficialista o por ser opositor.
Avancemos desde los escombros del Desastre Rojo hacia la libertad, la igualdad y el progreso de la Venezuela Tricolor. Y hagámoslo JUNTOS.
Animo Venezuela!

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