El
12 de febrero en el Paseo Libertador un joven me dijo: “Estoy protestando porque
ahorita los venezolanos no tenemos derechos, no tenemos seguridad, no tenemos
alimentación, y esto no es un problema de los estudiantes, ni de los chavistas
o de los opositores, esto es un problema de todos los venezolanos”. Quizás este
joven no tiene 17 años pero si la madurez para entender la necesidad de unir a
Venezuela. Todos tenemos que salir a la calle porque ni chavistas ni opositores
tenemos que comer y porque nos están matando todos los días. Que
nadie se equivoque! La protesta estudiantil NO ESTA DESCONECTADA del
malestar social que hoy embarga a toda Venezuela. En un país en que la
moneda no vale nada, en el que conseguir los productos de la canasta básica es
un martirio cotidiano, en el que comprar una bombona de gas o un saco de
cemento es una hazaña y en el que las bandas criminales matan y secuestran. En
una Venezuela en la que elementos vinculados al gobierno conforman mafias para
lucrarse con cada irregularidad, desde los manejos dolosos con el dólar hasta
el contrabando de extracción de combustible y alimentos, desde el mercado negro
para comprar cabillas o cemento hasta los hospitales sin insumos porque el
presupuesto para dotarlos “se pierde en el camino”; en un país así es
absolutamente lógico que el malestar social sea lo que ya es: un hervidero. En
los barrios, en las fábricas, en la calle, el malestar crece. Un malestar que
no tiene color político ni signo partidista, pero que ya no acepta las
explicaciones fáciles que se dan desde el poder. Ese es el malestar que lleva a
que incluso personas que no tienen absolutamente nada que ver con la protesta
estudiantil la vean con comprensión, y hasta con simpatía. El termómetro de lo
que va a suceder en los próximos días lo vemos en las diferentes colas que los
ciudadanos hacemos en busca de alimentos. Esa situación crea miedo en el
régimen en el que ve en cada esquina un fantasma, en cada queja una agresión y
en cada protesta ciudadana un intento desestabilizador. Ese miedo convertido en
pánico lleva al régimen a sacar sus esbirros para que repriman a los ciudadanos
que se manifiestan pacíficamente. El termómetro del miedo que le tiene el
régimen a los ciudadanos es la represión. El miedo que tiene el régimen lo
lleva a asesinar ciudadanos y lo peor a
la tortura del siglo XXI. La tortura a nuestros jóvenes va desde de
ponerlos presos, llevarlos a los calabozos para torturarlos como una joven que
le vino la menstruación y la dejaron esposada así en el piso manchada para
humillarla. La estrategia de “desmovilización por el terror” (tecnología de
control social importada de Cuba, que a su vez la heredó, perfeccionándola, de
la antigua República Democrática Alemana, la Alemania comunista anterior a la
caída del Muro de Berlín) no ha tenido éxito en Venezuela. Los estudiantes han
seguido en la calle. Y el resto del pueblo, también. Según registros del
Observatorio Venezolano de la Conflictividad, en el año 2013 hubo en Venezuela
un total de 4.410 protestas. Esto da un promedio de doce protestas DIARIAS, a
razón de UNA PROTESTA CADA DOS HORAS. Tales protestas se han originado en
demandas populares por seguridad, empleo, vivienda, salud, vialidad precaria o
inexistente, fallas graves en el servicio eléctrico y en la recolección de
basura, entre otros motivos, y al menos la mitad de las mismas han estado
lideradas por sectores descontentos de la base chavista. Pero la protesta
ciudadana debe tener una ruta o agenda. Se debe pasar de la protesta a las
asambleas de ciudadanos. La protesta no debe llegar a la indignación sino a la
organización la protesta se debe convertir en propuesta de país. Ante la
agresión el amor a quienes nos ven como enemigos. Venezuela nos debe doler
porque ella nos queda al lado izquierdo del pecho. Demos la mano franca tendida
hacia el chavista del barrio y de la fábrica, tan agredido por el gobierno como
todo el resto del pueblo. Así será nuestra “primavera”, venezolana y
DEMOCRÁTICA. Ni por el camino “rápido” de la aventura, ni por el “lento” de la institucionalidad
secuestrada. Avanzaremos, en forma pacífica y contundente, por el CAMINO
SEGURO, el de un pueblo unido en lucha por sus derechos!
Animo Venezuela