La indignación, angustia y
preocupación por el desastre en el que vivimos en Venezuela se debe convertir
en esperanza de construir juntos un mejor país. Esa construcción de un mejor
país los debemos hacer todos los ciudadanos de este hermoso país granito a
granito, ladrillo a ladrillo, sudor a sudor pero juntos y siempre en Unidad porque la fuerza es la unión.
¿Por qué? Porque existe un cambio que viene como rio crecido que trae paz y
progreso para un país que sufre la peor catástrofe no natural sino política y
económica ocasionada por el difunto presidente Hugo Chávez continuada y
profundizada por el diosdamadurismo. El cambio que queremos los ciudadanos de a
pie, del barrio y de la Venezuela profunda es de paz, tranquilidad y progreso
en el cuadro de lo constitucional. Ese cambio que queremos tiene que ser
duradero porque no se trata de un espasmo: “no aguanto más, esto no se puede”.
Claro que esto no se aguanta más, pero la salida no es de esas que arrancan un
viernes y terminan el lunes. Esa experiencia ya los venezolanos tenemos y
bastante. Ese cambio no lo queremos ni lo buscamos. Queremos un cambio en
libertad y democracia hacia la libertad y para la democracia verdadera. Eso se
construye, eso no se improvisa. ¿Cómo se construye? De abajo hacia arriba, de
adentro hacia afuera, forjando cultura democrática para que se convierta en
musculo donde antes no lo había.
La polarización se cayó sola. No se trata de que un bloque
venció al otro. La situación actual es otra ya existe un gobierno con 80% de
rechazo y una alternativa democrática que hoy tiene la obligación no solamente
política sino moral y ética de ir al encuentro de ese descontento para
transformarlo en energía de cambio. Para lograr ese esfuerzo se debe aclarar la
pupila, extraer ese conjunto de cosas que suceden en nuestro alrededor que es
lo esencial para orientar nuestro accionar y discurso porque no vivimos en
tiempos convencionales. Hay gente que dice: “esto es una dictadura”.
Luego te dicen: “No te he visto en ninguna parte”. Es obvio que en dictadura el
régimen controla los medios para que por ninguna parte se vea lo que es el
trabajo de quienes quieren y buscan convertirse en una alternativa democrática.
Hay gente que también dice: “esto es una dictadura, aquí no se puede
seguir votando”. Hasta donde la memoria me da por estudio o experiencia
la primera consigna cuando se está en dictadura es pedir elecciones libres y
participar en cualquier resquicio de apertura democrática que se presente y en
el que sea porque quien cae en la necedad que dictador no cae con votos todavía
estuviera Pinochet en Chile.
El asunto es cómo extraer de un
ambiente saturado por la censura aquellas noticias que ciertamente son fundamentales,
que deben orientar el discurso y la
atención de los ciudadanos con espíritu democrático que queremos un cambio
significativo para el país. En la mayoría de los diarios caraqueños o por
llamarlos nacionales no reflejan la realidad nacional. La inflación nos afecta
a todos pero no nos golpea a todos de la misma manera. La inflación en
alimentos golpea sobre todo a los más pobres porque mientras más pobre es una
familia dedica mayor porcentaje de su ingreso a la compra de alimentos. Quien
tiene un ingreso de medio hacia alto puede destinar parte de su ingreso a
paseo, ropa, cultura, etc. Cuando sube el precio de los alimentos eso afecta a
todo pero afecta mucho más a los pobres. Pero resulta que los pobres somos la
mayoría de los venezolanos.
Cuando el régimen va inaugurar una
Arepera meten cadena de radio y televisión pero cuando van a devaluar la moneda
solo transmite por medios del estado. Por cierto, las Areperas socialistas que
aún quedan las arepas que empezaron en Bs 7.50 hoy cuestan Bs 80 y con poca
variedad pero para ese incremento no metieron cadena. Hay gente que dice: “yo
no me meto en política”. Pero resulta que la política se mete con uno empezando
por la inseguridad, la falta de insumos médicos en hospitales y farmacias. No
se trata de la política como un asunto de políticos o partidos. Se trata de lo
público y lo público es lo de todos. Si uno no asume responsabilidad ante lo
público alguien viene y nos los expropia, quita o roba y lo peor de todo es que
viene y habla en nombre de tuyo y mío con palabras como estas: “Yo
soy el pueblo”. En nombre del pueblo esos bichos se hacen ricos de
manera obscena acumulando poder. La alternativa a eso es asumir que si debemos
meternos con y en la política porque es nuestra responsabilidad defender lo
nuestro. Eso no significa que debemos meternos en un partido político que no es
malo sino saludable ya que sin partidos no hay democracia. Pero los partidos
deben tener gente sana y buena. En el pasado la gente decía: “eso
es feo y malo, yo no me meto en política porque eso es sucio”. ¿Qué
pasó? Que la política quedó en manos de los peores que son quienes hoy
destruyen el país.
Asumamos nuestro protagonismo!