Todos sabemos como de qué y cómo
vive un enchufado del gobierno. Para el enchufado la crisis es un titular de prensa
(de la poca prensa independiente que queda), es unos puntos menos en una
encuesta o unos puntos más en la evaluación del riesgo-país. Para el ciudadano de
nuestra agredida clase media, la crisis se expresa en la amenaza permanente del
secuestro (express o del otro), en el dolor de la familia dividida por la
emigración forzada por la inseguridad, por la situación económica o la
persecución política, en el deterioro de la calidad de vida. Para el ciudadano
habitante de los sectores populares la crisis ya no plantea el deterioro de la
calidad de vida sino el inminente peligro de perder la vida misma bajo la
lluvia de balas del hampa impune, o por no encontrar las medicinas necesarias a
tiempo, mientras se desgasta cotidianamente en la dura lucha que significa
llevar comida a la mesa de manera honrada, gracias a un gobierno que hace
quince años empezó peleando contra los hacendados, luego peleó contra los
industriales, luego contra los comerciantes formales y hoy terminó peleando
contra los buhoneros, pero que nunca, nunca, ha peleado contra el hampa... Para
el enchufado la crisis es una oportunidad de negocios, es una garantía de
impunidad, es la perpetuación de su poder. Por eso jamás la resolverá. Al
contrario, trabaja para perpetuarla y agravarla. Pero para el ciudadano (sea de
clase media o de los sectores populares, sea chavista, opositor o
independiente), la crisis es una tragedia que se traduce en que una banda nos
ha expropiado el país. Los
chavistas del pueblo ya van sabiendo que para los enchufados “la patria” es un
botín y la “revolución” es un negocio. Para los independientes ya es evidente que el
“no meterse en política” no ha impedido que la
política se meta con ellos. Para los opositores ya está claro que un régimen
totalitario como este no sale sólo con votos, PERO SIN VOTOS TAMPOCO, por lo que se hace necesario combinar la
lucha social y política del día a día, por mejores condiciones de vida y por el
derecho a que esa vida sea en libertad y democracia, con una actuación clara y TOTALMENTE UNITARIA en materia electoral,
para que las victorias parciales que venimos acumulando desde hace ya siete
años se conviertan en la victoria completa que permita iniciar entre todos la
construcción de una Venezuela del Primer Mundo, con alta calidad de vida para
todos, en la que todos seamos clase media, en la que todos tengamos trabajo de
calidad, productivo y bien remunerado, en la que el Estado esté al servicio de
la gente y no al revés, como ahora.
Vivir en una Venezuela así
no debe ser “un deseo” sino UN
PROPÓSITO, una meta por la que estamos dispuestos a luchar y trabajar. Para lograr
esa meta es preciso alcanzar primero una serie de objetivos: debemos consolidar
la unidad de los partidos políticos democráticos, y de estos con la ciudadanía
opositora no partidista; debemos construir la unidad entre los
venezolanos que siempre nos hemos opuesto al proyecto totalitario, y aquellos
que en los últimos 15 meses han venido descubriendo que ese proyecto es una
estafa. Y para alcanzar esos objetivos es preciso CONVENCER. Hoy en Venezuela lo que hay es una cúpula
gobernante con 80 % de rechazo, y una oposición que (para convertirse en
alternativa de poder) debe salir al encuentro de ese rechazo y transformar esa
indignación popular en energía de cambio.
Animo Venezuela!
No hay comentarios:
Publicar un comentario