miércoles, 12 de noviembre de 2014

Diferencia entre enchufado y ciudadano



Todos sabemos como de qué y cómo vive un enchufado del gobierno. Para el enchufado la crisis es un titular de prensa (de la poca prensa independiente que queda), es unos puntos menos en una encuesta o unos puntos más en la evaluación del riesgo-país. Para el ciudadano de nuestra agredida clase media, la crisis se expresa en la amenaza permanente del secuestro (express o del otro), en el dolor de la familia dividida por la emigración forzada por la inseguridad, por la situación económica o la persecución política, en el deterioro de la calidad de vida. Para el ciudadano habitante de los sectores populares la crisis ya no plantea el deterioro de la calidad de vida sino el inminente peligro de perder la vida misma bajo la lluvia de balas del hampa impune, o por no encontrar las medicinas necesarias a tiempo, mientras se desgasta cotidianamente en la dura lucha que significa llevar comida a la mesa de manera honrada, gracias a un gobierno que hace quince años empezó peleando contra los hacendados, luego peleó contra los industriales, luego contra los comerciantes formales y hoy terminó peleando contra los buhoneros, pero que nunca, nunca, ha peleado contra el hampa... Para el enchufado la crisis es una oportunidad de negocios, es una garantía de impunidad, es la perpetuación de su poder. Por eso jamás la resolverá. Al contrario, trabaja para perpetuarla y agravarla. Pero para el ciudadano (sea de clase media o de los sectores populares, sea chavista, opositor o independiente), la crisis es una tragedia que se traduce en que una banda nos ha expropiado el país. Los chavistas del pueblo ya van sabiendo que para los enchufados “la patria” es un botín y la “revolución” es un negocio.  Para los independientes ya es evidente que el “no meterse en política” no ha impedido que la política se meta con ellos. Para los opositores ya está claro que un régimen totalitario como este no sale sólo con votos, PERO SIN VOTOS TAMPOCO, por lo que se hace necesario combinar la lucha social y política del día a día, por mejores condiciones de vida y por el derecho a que esa vida sea en libertad y democracia, con una actuación clara y TOTALMENTE UNITARIA en materia electoral, para que las victorias parciales que venimos acumulando desde hace ya siete años se conviertan en la victoria completa que permita iniciar entre todos la construcción de una Venezuela del Primer Mundo, con alta calidad de vida para todos, en la que todos seamos clase media, en la que todos tengamos trabajo de calidad, productivo y bien remunerado, en la que el Estado esté al servicio de la gente y no al revés, como ahora.
Vivir en una Venezuela así no debe ser “un deseo” sino UN PROPÓSITO, una meta por la que estamos dispuestos a luchar y trabajar. Para lograr esa meta es preciso alcanzar primero una serie de objetivos: debemos consolidar la unidad de los partidos políticos democráticos, y de estos con la ciudadanía opositora no partidista; debemos construir la unidad entre los venezolanos que siempre nos hemos opuesto al proyecto totalitario, y aquellos que en los últimos 15 meses han venido descubriendo que ese proyecto es una estafa. Y para alcanzar esos objetivos es preciso CONVENCER. Hoy en Venezuela lo que hay es una cúpula gobernante con 80 % de rechazo, y una oposición que (para convertirse en alternativa de poder) debe salir al encuentro de ese rechazo y transformar esa indignación popular en energía de cambio.
Animo Venezuela!

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