viernes, 8 de agosto de 2014

Luz de la calle, oscuridad de la casa



Para los que hablan si saber de qué están hablando, es bueno que sepan que la Franja de Gaza tiene unos 51 kilómetros de largo y un ancho promedio de unos 11 kilómetros, para una superficie total de 385 kilómetros cuadrados. Allí viven millón y medio de personas. La Franja de Gaza tiene por un lado 40 kilómetros de costa sobre el Mar Mediterráneo, y por el otro tiene 51 kilómetros de frontera con Israel. El Estado de Israel denuncia que por la costa llegan a la Franja de Gaza frecuentes envíos de armas y pertrechos, especialmente cohetes tierra-tierra, almacenados en una extensa red de túneles y lanzados periódicamente sobre poblaciones del sudeste israelí, asesinando civiles. Quiénes manejan esas “amas y pertrechos”? Los Territorios Palestinos están integrados por la ya citada Franja de Gaza y por Cisjordania. En Cisjordania el control político lo tiene la Autoridad Nacional Palestina, del grupo Al Fatah, organización que bajo el mando del ya fallecido Yaser Arafat adelantó la política de acuerdos de paz con Israel, siendo distinguido por esa razón en 1994 con el Premio Nobel de la Paz, que compartió con el Primer Ministro Israelí y con el Canciller de ese país, Isaac Rabín y Shimón Peres, respectivamente. En cambio, en la Franja de Gaza el control político lo ejerce el Grupo Hamas, que en el año 2006 expulsó por la fuerza a los simpatizantes de Al Fatah. Hamas ha sido declarada organización terrorista por la Unión Europea, los Estados Unidos, Israel, Japón, Canadá y Australia, entre otros países, y organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han denunciado a Hamas por perpetrar crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad contra poblaciones judías y palestinas. Esas son las coordenadas del conflicto que tiene tan “angustiada” a la cúpula gobiernera local. Conflicto, por supuesto, que a nosotros también nos preocupa, pues toda violencia es nefasta y toda paz es bienvenida. Pero nadie puede dar lo que no tiene. Ser “luz para la calle y oscuridad para la casa” es traicionar la casa. El anuncio hecho por Nicolás Maduro sobre el envío de alimentos a la franja de Gaza se produce cuando en todo el país hay venezolanos haciendo colas de cuatro, siete, dieciocho horas o más. El anuncio de Maduro sobre el envío de medicinas a la Franja de Gaza se produce cuando centenares de miles de compatriotas están corriendo peligro de muerte porque no consiguen los medicamentos que necesitan, desde tratamientos para la tensión arterial hasta medicinas para enfrentar el cáncer. Todos, absolutamente todos queremos que se detenga la violencia en Gaza. Pero los venezolanos queremos, exigimos que se detenga también la violencia en nuestro propio país. En los primeros seis meses del 2014 el Cicpc han contabilizado 7605 casos de homicidio en todo el territorio nacional. Tal cifra da un promedio de 1268 homicidios mensuales, 634 cada 15 días, 14 víctimas más que las 620 registradas en idéntico periodo en la Franja de Gaza, cuyo sufrimiento parece importarle más al “gobierno” de Maduro que el dolor de las viudas y los huérfanos venezolanos. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece que el Estado es responsable de garantizar la vida y los bienes de los venezolanos. En lugar de ello, el gobierno hace “pactos de pacificación” con bandas criminales, a las que respeta territorios de impunidad mal llamados “zonas de paz”, mientras esas bandas siguen en guerra contra los ciudadanos indefensos. Esto no puede seguir. La primera masacre que hay que detener es la que está ocurriendo en los barrios y urbanizaciones de toda Venezuela. Un gobierno que dice conmoverse por conflictos que ocurren al otro lado del planeta, pero que ignora y desprecia las lágrimas y la sangre derramada por los venezolanos, merece con toda razón el calificativo de “apátrida”. Sigamos construyendo juntos, pueblo opositor y pueblo chavista descontento, venezolanos todos, el cambio necesario, con paso firme y sin miedo. 
Animo Venezuela

viernes, 1 de agosto de 2014

Calle o constituyente


Hace 15 años nos prometieron convertirnos en un país potencia. Han pasado los años y hoy nos preguntamos: Somos un país potencia o un de mendigos?  Qué necesitamos para convertirnos en un país potencia cuando ya no lo somos? Un mesías o gerente? Los tiempos y el desastre en el que vivimos nos dice que necesitamos un gerente. Para ser gerente se debe conocer la realidad nacional, lo que tenemos y lo que hemos perdido. Cualquier “líder” que salga de su burbuja y camine por un barrio puede oler que estamos al borde del estallido. Los venezolanos, sobre todo los más pobres, vivimos en medio ya no de “amenazas” sino de abiertas agresiones a la convivencia social. El  presidente proclamado por el CNE Nicolás Maduro anunció el envío de alimentos a la franja de Gaza cuando en todo el país hay venezolanos haciendo colas de cuatro, siete, dieciocho horas o más (hay muchos lugares donde la gente se va el día anterior y duerme en la calle, expuestos a la intemperie y la inseguridad) para poder comprar dos kilos de harina de maíz, dos potes de aceite o cuatro rollos de papel higiénico. El anuncio de Maduro sobre el envío de medicinas a la Franja de Gaza se produce cuando centenares de miles de compatriotas están corriendo peligro de muerte porque no consiguen los medicamentos que necesitan, desde tratamientos para la tensión arterial hasta medicinas para enfrentar el cáncer. Ante el desastre político y económico cual es la solución? La calle o una constituyente? Ninguna de las dos. La solución tiene que ser TRICOLOR. Esa salida TRICOLOR tiene que tener una agenda  social porque hasta ahira la agenda del PSUV y la MUD en nada se parece a la de los ciudadanos de a pie. Esa agenda social debe llevar a un cambio político que le devuelva la confianza, estabilidad y convivencia a los ciudadanos. Para que todo eso se logre las organizaciones partidistas se deben sumar a la lucha de calle de los gremios, de los estudiantes y ciudadanía que a diario sufre y padece la escasez de alimentos, insumos médicos e inseguridad. Qué necesitamos los ciudadanos para salir de este régimen no dictatorial sino de cartel? Lo que más cuesta: organización activando todas formas organización social existente (consejos comunales, asambleas de ciudadanos, asociaciones de vecinos, comités de diversa índole, sindicatos, colegios profesionales) de manera que tales organizaciones estén en manos de los vecinos y ciudadanos y no secuestrados por el Estado, para que su accionar este orientado a estimular y orientar sus luchas, no a frenarlas. Si estamos organizados lograremos el segundo paso que es la movilización de los ciudadanos en busca de libertad, progreso y democracia de manera constitucional. La agenda social no debe caer en la anti – política partidista ya que los partidos son necesarios en su organización. Una agenda de lucha social autónoma debe asumir que el ejercicio de “la política” es un servicio público fundamental (de hecho es el más importante de los servicios públicos, pues de su correcto ejercicio depende el buen funcionamiento de los demás). Por eso, así como los ciudadanos tenemos derecho a exigir un eficiente suministro de energía eléctrica o de agua potable, también tenemos derecho a exigir que quienes gustan ser llamados “líderes” en efecto merezcan esa denominación, sea cual sea su orientación política. Animo Venezuela!