Quién manda en Venezuela?

Los venezolanos nos preguntamos a la fecha actual en manos de quien está el país. La respuesta constitucional sería en manos del presidente por el que votó una mayoría de los venezolanos depositando su confianza en esa persona para que continuara al frente del poder central llevando las riendas del gobierno para poder darle solución a los problemas que todos por igual vivimos en nuestras comunidades. Sin embargo, los venezolanos que andamos a pie y en la calle nos damos cuenta que el país no lo gobierna el presidente sino la inseguridad que a todos por igual nos ataca de diversas maneras y formas.

La violencia la sentimos todos, tanto física como verbal. Para ejemplo solo necesitamos estar en un semáforo para que un conductor nos presione con su corneta para que nos pasemos la luz cuando no tenemos paso.

La violencia verbal también la observamos en cualquier parte donde nos encontremos: cola de la entidad bancaria, compra de alimentos, medios de comunicación social donde se presentan actores políticos que ofenden a los ciudadanos con insultos tan solo por el hecho de no simpatizar con sus pensamientos ideológicos, etc.

Ante la falta de gobierno son los padres de familia quienes tienen la responsabilidad de formar en los valores a sus hijos dándoles ejemplos de vida y enseñándoles que las cosas se ganan con estudio, esfuerzo y trabajo y no dándoles todo de gratis. Cuando nos fijamos en las edades de las personas que comenten delito en el país nos damos cuentas que son jóvenes que en su mayoría no llegan ni a los 22 años que no tuvieron padres que los educaran no solamente enviándolos a buenos colegios sino siendo el padre y la madre los primeros educadores de sus hijos. Los padres de familia deben estar vigilantes de los que hacen sus hijos, con quienes andan, se reúnen y donde se encuentran. Lamentablemente muchos hogares han dejado de ser hogares para convertirse en residencias donde cada quien come y duerme en cualquier hora y donde le parezca mejor. El hogar lo debe gobernar el padre y la madre así como el país lo debe gobernar el presidente de la república. Si tenemos padres responsables de la educación de sus hijos lograremos vencer la violencia y la inseguridad. No podemos dejarle todo al estado o gobierno.

Tenemos que asumir nuestra responsabilidad ante los hijos que se tenga. Sin embargo, el estado por mandato constitucional debe velar por la seguridad de cada uno de los venezolanos dotando a los organismos de seguridad de armamentos y unidades vehiculares para patrullar calles, avenidas y carreteras del país. También el estado o gobierno debe preocuparse de que los policías estén bien pagados ya que en pocos casos vemos policías cometiendo delitos con las armas que pagamos todos los venezolanos.

El gobierno actual y continuista según sentencia del Art 231 de la Constitución de la la República Bolivariana de Venezuela en estos 14 años que lleva al frente del poder no ha podido resolver el problema de la educación dotando de buenos ambientes escolares cada una de las comunidades educativas donde asisten diariamente los niños y jóvenes del país. Tampoco ha podido resolver el problema de la salud con buenos centros de salud pública donde los familiares de los pacientes no tengan que salir a la calle a comprar los medicamentos o realizarse en exámenes de laboratorio en centros privados. Igualmente no podido resolver el problema de la falta de vivienda, vialidad, energía eléctrica y aumento de la producción agrícola y ganadera ya que la mayor parte de los alimentos que consumimos son importados.

Un gobierno responsable debe ponerse al frente de los problemas y trabajar por la paz, la seguridad, salud y progreso de todos los ciudadanos.

Los venezolanos ya estamos cansados de tantas excusas de gobierno por las que no han podido resolver los problemas del país que cada día van en aumento.

No dejemos que el país lo sigan gobernando los malandros por quienes ningún venezolano votó. No dejemos que la violencia se haga normal, cotidiano o tema de conversación en el país.

Dios nos bendiga. Amén.