Algunas
personas, entre ellos amigos, incluso del continuismo del régimen venezolano me
han preguntado el por qué escribo a través de este medio y más el por qué hablo
de política si soy presbítero. Mi respuesta siempre ha sido clara y directa.
Por dos razones expreso lo que pienso ya que la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela me da ese derecho por ser venezolano. Soy venezolano
de nacimiento y como venezolano tengo derecho de expresar mis ideas y lo que
veo en el rostro de muchos compatriotas y lo que escucho de la gente que como
yo anda a pie transitando las calles de Venezuela. Es cierto que tengo un
sacramento que imprime carácter sacramental como lo es el orden sacerdotal pero
como bautizado que igual es un sacramento que imprime carácter y que a la vez
me hace Iglesia me obliga a no quedarme cayado antes las injusticia que a
diario uno ve, ya que, sino lo hago cometo pecado de omisión. Todo bautizado es
Iglesia y tiene una misión profética que cumplir como lo es de anunciar el
evangelio y desde el evangelio denunciar las injusticias que ve en su comunidad.
La otra razón por la cual escribo por este medio es porque su editor y demás
miembros de este espacio así me lo han pedido. No es fácil escribir a través en
los medios ya que se debe tener disciplina de lectura, escritura para no
cometer errores ortográficos, etc. Pero lo más importante es que al escribir
uno expresa sus ideas a un grupo de lectores que en su mayoría tal vez no piensan
como uno y si lo hace sería muy aburrido pero que sienten y padecen los
problemas que muchos venezolanos vivimos a diario como lo es la inseguridad, el
desempleo, la falta de insumos médicos en hospitales y ambulatorios, la
dotación de escuelas que por cierto solo son tomadas en cuentas en momentos
electorales, etc.
Los
venezolanos que andamos a pie y no en vehículos costosos y de paso custodiados
por funcionarios policiales o militares, vivimos uno realidad muy triste a la
que viven ellos. Vivimos en una Venezuela rica en recursos naturales renovables
y no renovable como lo es el petróleo pero donde una buena parte de los
venezolanos viven en medio de la pobreza ya que el estado socialista comunista
y rancio solo se preocupa por ellos cuando hay actividad electoral como la
reciente que tuvimos el pasado el 7 octubre, donde no ganó Venezuela sino el
gobierno que se convierte en continuismo con una gestión de gobierno que va
para 20 años que se resume en ineficacia, fracaso y engaño para con aquellos
que le depositan su confianza a través del voto que por lo general no es de
conciencia sino tarifado.
Los
venezolanos vivimos en un país que poco a poco se nos va destruyendo desde lo
moral, ético y estructural. No podemos quedarnos de brazos cruzados solo como
observadores mientras vemos como se nos pierde el país. En Venezuela tenemos
personas que a pesar de su edad avanzada como es el caso de mi abuelo con sus 91
años no se rinden y menos se entregan dejándole nuestra patria a un grupo de
malandros que cada día se hacen más rico mientras los venezolanos nos
convertimos en pobres.
Podemos
recuperar el país formando a los niños y jóvenes en los valores, enseñándoles que
las cosas se ganan con estudio, esfuerzo y trabajo. Los padres deben estar
atentos a la formación de sus hijos y ser vigilantes de lo que hacen, con
quienes se reúnen y donde pasan el día. Lamentablemente algunos hogares se han
convertido en residencia donde cada quien come y duerme a la hora que le
provoca, donde cada quien entra y sale de la casa sin decir a donde va o donde
estuvo. Llegó la hora de crear conciencia ciudadana empezando por el hogar.
El
próximo 16 de diciembre tenemos otra oportunidad de recuperar a Venezuela y de
tener una bonita navidad venezolana y eso es votando por aquellos hombres y
mujeres que convertiremos en funcionarios públicos y servidores como
gobernadores de estados. Tenemos que elegir gobernadores que le resuelvan los
problemas a los venezolanos ya que al gobierno no le interesa resolver los
problemas de nadie sino más bien la construcción de un proyecto político que
nos lleva al fracaso. Nos merecemos un gobierno que promueva el empleo, la
seguridad, la paz, la unidad y el bienestar de todos los venezolanos.
La
realidad venezolana solo cambiará si los venezolanos nos ponemos de acuerdo y
nos unimos en la reconstrucción de la Venezuela que no debe caminar al
socialismo comunismo sino la democracia participativa, protagónica y
descentralizada donde nos encontramos el mayor número de venezolanos viviendo
una Venezuela que no nos brinda seguridad y ni bienestar económico y social.
Tenemos
prohibido equivocarnos y rendirnos!
Dios
y La Virgen de Coromoto nos bendiga. Amén.
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