jueves, 19 de septiembre de 2013

Pueblos indigenas



Cuando Cristóbal Colón llegó al continente Americano el 2 agosto de 1492 por aquella región venezolana conocida como Macuro y al ver tantas riquezas naturales que eran custodiodas por nuestros indígenas dijo: He llegado a una tierra de gracia. Y de verdad Venezuela es una tierra de gracia con inmensos recursos naturales renovables, pero también con un recurso natural no renovable como lo es el petróleo. Sin embargo, la riqueza más grande que tiene Venezuela es su gente que día a día desde que el sol se levanta por el oriente y se oculta por el occidente el venezolano aporta con su trabajo y estudio un grano de arena en la construcción del país que todos queremos. Pero la mayor riqueza que tiene nuestro suelo patrio son las diferentes comunidades indígenas. Es innecesario gastar demasiada tinta para demostrar que el gobierno en ejercicio desde 1999 hasta nuestros días ha tenido por los indígenas venezolanos algo mucho peor que el desprecio. En efecto, gobiernos anteriores a 1998 han exhibido por las diversas etnias indígenas asentadas en nuestro territorio un absoluto desinterés, que expuso a esas comunidades al abandono más patético con sus secuelas conocidas: maltrato cultural, segregación económica, enfermedades, hambre, desarraigo, marginalidad… Este gobierno, sin embargo, no se limitó (como los pasados) a desatender o ignorar a nuestros indígenas. Este gobierno fue más allá: Los atacó. Si, así como lo leen: Los atacó como si se tratara de alguna feroz campaña como las que en el pasado fueron desatadas en Argentina contra “los pampas” o en Norteamérica contra el pueblo pielroja. En Venezuela por primera vez desde la Conquista,  un gobierno “criollo” la emprendió contra nuestros indígenas. En efecto, desde lo ocurrido en el nor-occidente del país, en la Sierra de Perijá, donde personajes del gobierno utilizaron los reclamos del pueblo Yukpa y otras etnias para sacar de sus tierras a hacendados que tenían una larga tradición productiva (para luego no proceder a la demarcación de las tierras indígenas, dejando tales propiedades en un limbo jurídico aprovechado por quienes tienen las conexiones adecuadas tanto con el poder político como con compañías transnacionales “amigas del proceso” interesadas en la explotación del carbón, tal como han denunciado reiteradamente organizaciones defensoras de los Derechos Humanos com la Sociedad Homo et Natura y PROVEA, entre otras), hasta lo ocurrido en el Sur del país, en el Estado Bolívar, donde al amparo del llamado Plan Caura se pretende desalojar por la fuerza a comunidades de las etnias Chirichan, Yekuana y Pemón de su hábitat natural y de las actividades que les garantizan su supervivencia económica, tal como ha sido denunciado por medios regionales como el Correo del Caroní y por diputados de la región como Américo De Grazia, de norte a sur, de oocidente a oriente, el gobierno ha mantenida una retórica supuestamente “indigenista” mientras en los hechos ha desarrollado conductas claramente lesivas a los intereses de los pueblos indígenas. Son contradicciones, si. Contradicciones manchadas con sangre aborigen. En Apure nuestros indígenas son mal visto y tratados como seres no de segunda sino de tercera clase social. Tenemos una deuda histórica y moral con los pueblos indígenas del país. Da dolor ver nuestra sangre indígena como mendigos en calles y avenidas de nuestro suelo patrio. El país le pertenece a nuestros indígenas porque ellos son los verdaderos propios venezolanos. Debemos sentirnos orgullosos de nuestra sangre indígena que corre por nuestras venas.  Quiso Dios que La Virgen María se manifestara en el continente americano a dos pueblos indígenas: San Juan Diego en la advocación de Guadalupe y el cacique Coromoto en la advocación de Coromoto patrona de Venezuela. Dios y La Virgen María en sus advocaciones de Guadalupe y Coromoto derramen su amor y bendición sobre todos los pueblos indígenas de nuestra querida patria Venezuela. Animo Venezuela.

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