viernes, 23 de agosto de 2013

Todopoderoso



En Venezuela tenemos un gobierno todopoderoso. Sin embargo, con tanto poder no solo que no sabe qué hacer sino que pone de rodillas poderes independientes que tienen como finalidad o misión ser controladores de la gestión del estado en cuanto gobierno. Lo que tenemos en Venezuela son poderes que no son independientes sino que se han puesto de rodillas delante del estado venezolano. Los pobres lo podemos decir con propiedad: ¿Qué “todopoderoso” puede ser un gobierno que no puede recoger la basura, llevar agua potable a las casas o garantizar que no haya apagones? En vez de un superpoderoso gobierno totalitario lo que tenemos es un proyecto autoritario en caída libre: Tras haber obtenido su punto más alto de apoyo popular en el 2006, el proyecto autoritario perdió el referendo constitucional en el 2007, perdió las más importantes gobernaciones y alcaldías en las elecciones regionales del 2008, perdió en el voto popular en las elecciones legislativas del 2010 y en las elecciones presidenciales de octubre de 2012 redujo a la mitad la ventaja que tenía sobre la oposición, al pasar de la diferencia de 16 puntos que Chávez sacó sobre Rosales en 2006 a la diferencia de sólo 8 puntos que obtuvo sobre Henrique Capriles en 2012. Esa magra ventaja se redujo a prácticamente nada en las elecciones presidenciales de abril de 2013, realizadas tras el lamentable fallecimiento del Presidente Chávez. En vez de “gobierno todopoderoso” lo que hay son las ruinas de una popularidad perdida por un "liderazgo" desangelado, inmaduro, descabellado. El gobierno “avanza”, pero como una gandola sin frenos desplazándose hacia el desastre en la bajada de Tazón donde los perjudicados seremos o somos los pobres en Venezuela.  El control estatal de la economía ha terminado en un colapso tan brutal en sus efectos como inexplicable en sus orígenes, con un precio promedio del barril de petróleo por encima de los 100 dólares. La “gandola” del Ejecutivo no sólo viene sin frenos y a toda velocidad por la pronunciada pendiente: Además el armatoste se desplaza en medio de una espesa niebla. Esa niebla, esa opacidad que impide ver el peligro para poder resolverlo o al menos evitarlo, es el resultado de la ausencia de libertad de expresión. Un “presidente” que lo es gracias a una ventaja tan pequeña como discutida, pide a una Asamblea Nacional cuya bancada mayoritaria obtuvo menos votos populares que la bancada opositora, “amplios poderes extraordinarios para cambiarlo todo”. Tal actitud incrementa la inestabilidad política en un país que ya está en profunda crisis económica y en medio de un agudo malestar social, que se manifiesta en la alta inseguridad y en la violencia mortífera que empieza a acompañar al drama del desabastecimiento.  La crisis venezolana se acelera cuando lo que está en juego es la sobrevivencia “resistir” ya no es un vocablo útil ni una estrategia viable. El pueblo venezolano necesita pasar a una actitud proactiva, educándose, organizándose y movilizándose para cumplir deberes y ejercer derechos. Más que resistencia es urgente desarrollar una actitud y una conducta enmarcada en la resiliencia. “Resiliencia es la capacidad que posee un individuo frente a las adversidades, para mantenerse en pie de lucha, con dosis de perseverancia, tenacidad, actitud positiva y acciones que permiten avanzar en contra de la corriente y superarlas”. Los venezolanos tenemos la oportunidad de darle rumbo al país votando el 8 diciembre por aquellos hombres y mujeres que prestan sus nombres para convertirse en funcionarios públicos y llevar desde las regiones municipales prosperidad y progreso a la Venezuela que todos queremos.
Dios y La Virgen de Coromoto nos bendigan.

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