lunes, 15 de septiembre de 2014

Nos quieren, pero pobres



El Zar de la Economía, el Ministro de Planificación Jorge Giordani dijo una vez en conversación con Hugo Chavez en el 2012: “Los pobres tendrán que seguir siendo pobres, los necesitamos así, hasta que logremos hacer la transformación cultural. Luego podremos hablar de economía, de generación y de distribución de riqueza. Entretanto, hay que mantenerlos pobres y con esperanza" .
Años después, en el marco de un “Taller de Alto Nivel” realizado el 25 de febrero de 2014, el Ministro de Educación Héctor Rodríguez afirmó que "no es que vamos a sacar a la gente de la pobreza para llevarlas a la clase media y que pretendan ser escuálidos". En la misma orientación, de subordinar la lucha contra la pobreza a los intereses político electorales de una secta, el país pudo escuchar indignado la siguiente expresión proferida por Tareck El Assaimi, Gobernador del Estado Aragua, en acto público realizado en la población de Turmero, el pasado jueves 04-09-2014: “Mientras uno más consigue pobreza hay más lealtad a la revolución y más amor por Chávez, mientras el pueblo es más pobre es más leal al  proyecto revolucionario”.
Las confesiones de Giordani, Rodríguez y El Assaimi están perfectamente alineadas con (y alienadas por) aquella consigna del propio Hugo Chávez Frías, en 2002: “No importa que estemos desnudos, no importa que estemos descalzos, lo importante es defender la revolución”.
Obviamente, el fallecido presidente no se refería a su propia desnudez, ni a la de su familia o allegados. Qué va! Ante los ojos doloridos e indignados de los pobres de Venezuela ha surgido toda una nueva clase social, la Boliburguesía, que no produce nada, absolutamente nada, pero que ha amasado fortunas faraónicas jugando con cartas marcadas en la mesa de póker de CADIVI, lucrándose de las importaciones públicas, haciéndose de fortunas inmensas e instantáneas en negocios turbios como la importación de medicinas vencidas o de plantas eléctricas inservibles.
Antes de 1998, funcionarios de los gobiernos de Luis Herrera Campins y de Jaime Lusinchi intentaban callar las críticas a la corrupción con el truco de la amenaza solapada: “Para que haya un funcionario corrupto tiene que haber un empresario corruptor”, decían. Como en tantas otras cosas, el régimen cínico-militar superó con creces este vicio del pasado: Ahora, falsos empresarios que en realidad son testaferros, en alianza con un funcionariado corrupto que a su vez cuenta necesariamente con el visto bueno de altos factores de poder, saquean masivamente a la Nación.
En tiempos de la República Civil, a Carlos Andrés Pérez se le destituye, juzga, condena y encarcela por una irregularidad (que no robo) de unos 600 mil bolívares, insuficientes para comprarse hoy una de esas camionetotas blindadas en que hoy circula la burocracia roja. Pero en los actuales tiempos del desmadre cínico-militar, desaparecen de CADIVI entre 20 y 25 mil millones de dólares de las arcas de la Nación en manos de rojas empresas de maletín, según denunció también el camarada Giordani… Y no pasa nada!
Ya está absolutamente claro: No es lo mismo la frase “Te quiero, pobre” que la oración “¡Te quiero pobre!”. La primera es una declaración de amor; La segunda, una condena a muerte. La pobreza es también enfermedad, ignorancia, atraso, violencia y muerte.
El cálculo del régimen cínico-militar es claro: Si convierten en miserable a la sociedad venezolana, nos dominarán por hambre. Pero tienen un pequeño problema: estamos en Venezuela, no en Cuba. En nuestro país, la estrategia oficial de empobrecimiento y chantaje en vez de sumisión está generando rebeldía, incluso en las propias bases de ese sector de pueblo que alguna vez fue chavista, pero que siempre, siempre ha sido más venezolano que chavista, es decir, que "piticubano".
De allí que ante el paquetazo Diosdado-Madurista la respuesta sólo puede ser unidad del pueblo, educación, organización y movilización de la ciudadanía. A ellos los mueve la voracidad de los que defienden un botín. A nosotros, a esta nueva mayoría, nos mueve el amor de quienes queremos un país. Ellos van a perder, quizá no lo sepan, quizá la soberbia del poder les impida ver con claridad la realidad, pero van a perder. Y esta nueva mayoría, social, democrática, venezolana, va a ganar.
Animo Venezuela!

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