El lenguaje no es “inocente. Hablamos como
pensamos, pensamos como vivimos, no al revés. Las estructuras verbales son
resultado de pre-existentes estructuras mentales. No hay palabras “casuales”,
hay ideas causales. No, no se trata esta columna de una disertación sobre
“programación neurolingüística”. En realidad estamos hablando de sociología, de
política, de comunicación. Es decir: hablamos de personas, de seres humanos, de
pueblo. De nosotros, pues. “Patear barrios” es una expresión que
probablemente tiene su origen en la jerga militar. Para conocerlo y operar
sobre él, la infantería “patea” el terreno, mientras la aviación lo sobrevuela
y la marina lo bombardea a distancia. No es “casual” que si el país tiene 14
años, ya algo más de media generación, bajo la hegemonía política de un
proyecto fuertemente impregnado por los lamentables antivalores del
militarismo, expresiones con ese origen sean usadas incluso por quienes juran
ser portadores de un mensaje “alternativo”. Así, es frecuente ver a dirigentes
demócratas anunciando que van a designar “comandos” para dirigir una “campaña”
electoral, o que van a “desplegar” sus activistas para obtener una victoria por
“arrase”. Todas estas expresiones son “comunes” pero, repetimos, no inocentes.
Expresan el substrato cultural de un país que, de doscientos años de vida, sólo
ha tenido gobiernos civiles en menos de una cuarta parte de ese tiempo. Para
que el discurso democrático obtenga victorias es necesario no “vencer” sino convencer a densos sectores que
hasta ahora han estado bajo la doble tenaza de la influencia simbólica y de la
extorsión clientelar del capitalismo de Estado disfrazado de “socialismo del
Siglo XXI”. Si estamos allí, codo a codo, compartiendo rabia y acción, angustia
y movilización, indignación y esperanza, entonces si habrá una posibilidad
inmensa de que ese hermano nuestro escuche nuestra palabra y entienda que esa
lucha específica que está dando (por empleo, por vivienda, por servicios, por
seguridad, por vialidad, por salud, por lo que sea), forma parte de una pelea
más grande: la que estamos dando millones de venezolanos porque Venezuela
vuelva a ser una República gobernada por y para los venezolanos y no una mezcla
de potrero con cuartel teledirigido desde un museo de cera en el Caribe. Todo
esto ha sido comprendido y expresado por dirigentes muy importantes en el que
se cuenta ese millar de líderes locales que hoy son diputados, alcaldes o
concejales. Por ello esos dirigentes han planteado la necesidad de relanzar la
Unidad y transformarla de la alianza electoral que hoy es en la alianza
política que debe ser, capaz de expresar la fuerza social que quiere cambio de
verdad en democracia y libertad. Todavía hay en la oposición algunos que no
entienden esto o que no quieren entender. Esos, que llaman despectivamente
“patear barrios” al esfuerzo sistemático por CON-VENCER. Los mismos que admiran
“primaveras” egipcias o ucranianas, pero que no encuentran aún razones o
maneras de movilizarse en solidaridad con nuestros hermanos hacinados en los
refugios o marcados como reses para poder entrar a un "Mercal"
estatal para adquirir víveres a precios subsidiados. También para ellos el
método es el diálogo, el debate sin etiquetas y sobre todo la invitación a
actuar juntos, a vencer juntos, a CON-VENCER. 2014 será un año sin comicios,
pero no un año “sin elecciones”. Este será el año en el que podremos elegir
entre seguir siendo resistencia o convertirnos efectivamente en ALTERNATIVA. Para ello es menester
hablar con los no convencidos y “vencer con” ellos a nuestros adversarios
comunes: a aquellos que, como en Cuba, desean destruir la Patria para luego
reinar sobre sus escombros. Esa es la verdadera tarea,
la significativa "elección" de este año que empieza. Animo
Venezuela!
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