viernes, 8 de noviembre de 2013

Con mi burrito sabanero



El pasado viernes 1 de noviembre el Sr. Nicolás Maduro Moros, presidente proclamado por el CNE, informó que su Despacho había decidido adelantar la Navidad en beneficio, obviamente, de la suprema felicidad del pueblo y también para dificultar las oscuras actividades de quienes quieran generar alboroto, habida cuenta de las dificultades por las que estaría pasando la población en virtud de la supuesta guerra económica que contra su gobierno habrían declarado, quienes más iban a ser, la “oligarquía” y “el imperio mesmo”. El centro de tal adelanto serían unas ferias navideñas socialistas que se realizarán en toda Venezuela desde el 1 de noviembre hasta el 15 de diciembre, en las que el gobierno venderá juguetes y alimentos de tradicional consumo masivo durante la temporada navideña a precios justos. Hasta allí, todo va bien. Es lógico que un gobierno procure optimizar la distribución de bienes de consumo masivo en una temporada en la que un mayor consumo estacional dispara conductas especulativas. Lo anormal no está en los anuncios, sino en la realidad. En esta Navidad 2013 los venezolanos estamos peregrinando de mercado en mercado, de abasto en abasto, de bodega en bodega, buscando no los aliños navideños, sino la leche, el aceite, el azúcar, lo más elemental. Hoy la gente se agolpa no para conseguir las verdes hojas para envolver las hallacas, sino para conseguir algún rollo de papel higiénico. Esta Navidad la número 15 que Venezuela intenta celebrar bajo el signo de los gobiernos que se iniciaron en 1999, y la segunda con Nicolás Maduro ocupando, de la manera que sea, la silla presidencial será una Navidad bajo el signo de la precariedad. Como en las naciones que han padecido guerras o inmensas desgracias como terremotos o inundaciones, la Navidad venezolana del 2013 intentará abrirse paso entre el desabastecimiento en el mercado formal y bajo la hegemonía del mercado negro. Es a una Navidad así a la que tempranamente nos invita el señor Maduro Moros, una Navidad en la que no escasearán los juguetes más promocionados, sino TODOS los juguetes, porque al gobierno no le dio la gana de dar a tiempo los dólares a los importadores. También en ese aspecto no debe llamar a asombro las declaraciones del Sr. Maduro Moros, al señalar que tanta precariedad en la Navidad venezolana solo puede explicarse como resultado de una “guerra económica” contra el pueblo venezolano. En eso tiene razón. Lo que en sus declaraciones no es demasiado creíble es cuando señala quienes habrían desatado esa “guerra” contra el pueblo. En efecto, cuando Maduro dice que detrás de la “guerra económica está el Imperio Norteamericano” olvida que, muy por el contrario, tal “imperio” es en realidad su principal socio comercial. De hecho, es el único que le paga en efectivo el petróleo que hacia allá exportamos: el gobierno ruso nos paga con cachivaches militares y helicópteros que se caen; el gobierno chino no nos paga porque le vendimos a futuro hasta el alma; el gobierno cubano nos paga invadiéndonos, el gobierno argentino nos paga con bonos-basura de su invendible deuda externa, el gobierno dominicano nos paga con caraotas y los gobiernos boliviano y nicaragüense, en el colmo de la chulería, sencillamente no nos pagan de ninguna manera. Así, Estados Unidos está detrás no detrás de la “Guerra Económica”, sino en realidad es el soporte casi único de la sobrevivencia económica del maduro-cabellismo. Culpar a “la burguesía” de la guerra económica también es una temeridad, pues lo que queda de la burguesía tradicional venezolana está en manos del gobierno desde hace mucho tiempo, en virtud del control de cambio. El oficialismo tiene una garra muy poderosa, llamada “el cadivismo”, y con eso asfixia a quien quiere y deja vivir a quien le conviene. La realidad de los hechos, es que la “guerra económica” contra el pueblo empezó cuando Hugo Chávez embistió contra la autonomía del Banco Central de Venezuela. El gobierno logró su propósito, colocó al Banco Central como un ente subalterno, supeditado a sus caprichos, y hoy tenemos el país que tenemos: los productores del campo están más quebrados que nunca, y el BCV intenta desesperadamente “recoger la liquidez” que ellos mismos lanzaron a la calle, dinero emitido sin respaldo, mucha plata que tiene poco que comprar. Por eso es que hoy un paquete de pañales desechables cuesta lo que antes costaba un vehículo. Es la autopista a la hiperinflación, la única construida en estos 15 años. Hay que decirlo con claridad: Este gobierno podrá “adelantar” la Navidad por decreto. Es más, puede adelantar el Carnaval, la Semana Santa y el Día de la Madre del año que viene, si les da la gana. Pero de la revolcada que les va a dar el pueblo el 8 de Diciembre en las elecciones municipales no los salva nadie. Ese día el Rey quedará desnudo. Será evidente que este gobierno, culpable de la crisis económica y del desastre de la inseguridad, además es abrumadoramente minoritario. Y se abrirán en consecuencia las puertas en nuestro querido país para el cambio de verdad en democracia y libertad. Animo Venezuela!
Dios junto a la Sagrada Familia de Nazareth nos bendigan. Amén

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