Para los
que hablan si saber de qué están hablando, es bueno que sepan que la Franja de
Gaza tiene unos 51 kilómetros de largo y un ancho promedio de unos 11
kilómetros, para una superficie total de 385 kilómetros cuadrados. Allí viven
millón y medio de personas. La Franja de Gaza tiene por un lado 40 kilómetros
de costa sobre el Mar Mediterráneo, y por el otro tiene 51 kilómetros de
frontera con Israel. El Estado de Israel denuncia que por la costa llegan a la
Franja de Gaza frecuentes envíos de armas y pertrechos, especialmente cohetes
tierra-tierra, almacenados en una extensa red de túneles y lanzados
periódicamente sobre poblaciones del sudeste israelí, asesinando civiles. Quiénes
manejan esas “amas y pertrechos”? Los Territorios Palestinos están integrados
por la ya citada Franja de Gaza y por Cisjordania. En Cisjordania el control
político lo tiene la Autoridad Nacional Palestina, del grupo Al Fatah,
organización que bajo el mando del ya fallecido Yaser Arafat adelantó la
política de acuerdos de paz con Israel, siendo distinguido por esa razón en
1994 con el Premio Nobel de la Paz, que compartió con el Primer Ministro
Israelí y con el Canciller de ese país, Isaac Rabín y Shimón Peres,
respectivamente. En cambio, en la Franja de Gaza el control político lo ejerce
el Grupo Hamas, que en el año 2006 expulsó por la fuerza a los simpatizantes de
Al Fatah. Hamas
ha sido declarada organización terrorista por la Unión Europea, los Estados
Unidos, Israel, Japón, Canadá y Australia, entre otros países, y organizaciones
como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han denunciado a Hamas por
perpetrar crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad contra poblaciones
judías y palestinas. Esas son las coordenadas del conflicto que tiene tan
“angustiada” a la cúpula gobiernera local. Conflicto, por supuesto, que a
nosotros también nos preocupa, pues toda violencia es nefasta y toda paz es
bienvenida. Pero nadie puede dar lo que no tiene. Ser “luz para la calle y
oscuridad para la casa” es traicionar la casa. El anuncio hecho por Nicolás Maduro sobre el envío de alimentos a la
franja de Gaza se produce cuando en todo el país hay venezolanos haciendo colas
de cuatro, siete, dieciocho horas o más. El anuncio de Maduro sobre el envío de
medicinas a la Franja de Gaza se produce cuando centenares de miles de
compatriotas están corriendo peligro de muerte porque no consiguen los
medicamentos que necesitan, desde tratamientos para la tensión arterial hasta
medicinas para enfrentar el cáncer. Todos, absolutamente todos queremos
que se detenga la violencia en Gaza. Pero los venezolanos queremos, exigimos
que se detenga también la violencia en nuestro propio país. En los primeros
seis meses del 2014 el Cicpc han contabilizado 7605 casos de homicidio en todo
el territorio nacional. Tal cifra da un promedio de 1268 homicidios mensuales,
634 cada 15 días, 14 víctimas más que las 620 registradas en idéntico periodo
en la Franja de Gaza, cuyo sufrimiento parece importarle más al “gobierno” de
Maduro que el dolor de las viudas y los huérfanos venezolanos. La Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela establece que el Estado es responsable
de garantizar la vida y los bienes de los venezolanos. En lugar de ello, el
gobierno hace “pactos de pacificación” con bandas criminales, a las que respeta
territorios de impunidad mal llamados “zonas de paz”, mientras esas bandas
siguen en guerra contra los ciudadanos indefensos. Esto no puede seguir. La
primera masacre que hay que detener es la que está ocurriendo en los barrios y
urbanizaciones de toda Venezuela. Un gobierno que dice conmoverse por
conflictos que ocurren al otro lado del planeta, pero que ignora y desprecia
las lágrimas y la sangre derramada por los venezolanos, merece con toda razón
el calificativo de “apátrida”. Sigamos construyendo juntos, pueblo
opositor y pueblo chavista descontento, venezolanos todos, el cambio necesario,
con paso firme y sin miedo.
Animo Venezuela
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